EL PERIODICO. 25-26 de Diciembre de 2000.
Hasta la década de los ochenta no se reconoció el derecho a anotar en el Registro Civil el cambio de sexo, de quienes nacidos con una morfología se sentían y vivían en contradicción con su aspecto genital.
La intervención quirúrgica como requisito violenta a estas personas, pese a que algunas Comunidades Autónomas han asumido los costes a través de la sanidad pública, ya que se están poniendo en juego otros costes que afectan a los derechos personalísimos.
El cambio de nombre, como efecto más deseado para poder normalizar su cotidianidad, debería tener cabida a través de un expediente de «cambio por uso» , mas incruento y ajustado a su reivindicación principal.