
Para completar el resumen sobre las opiniones expresadas por los lectores de La Vanguardia.es al respecto de la violencia de género hemos entrevistado a la abogada Mª José Varela , especializada en la defensa de los derechos de la mujer y de la infancia. En su opinión no necesitamos más leyes si no formar mejor a los agentes que intervienen en el circuito de asistencia a la mujer
A pesar de la Ley del 2004 sigue el goteo constante de muertes por violencia de género. ¿Ahora se sabe más o hay más casos realmente?
– Ahora hay más difusión de los casos de violencia de género. Respecto a las muertes, en la década de los 90 aumentaron mucho. La violencia sin muertes, como se incrementan las denuncias, se conoce más. De todas formas, hay una cifra oculta que todos los expertos coinciden en destacar: sólo llega a los tribunales un 10% de la realidad. El resto ni se denuncia. Las mujeres tienen miedo a la agresión y consideran que es un perjuicio para sus hijos. Algunas ni siquiera van al hospital a curarse si no es muy evidente. Incluso las jóvenes actúan así.
¿Cree que el anuncio de la Generalitat del anteproyecto de Ley de protección a la mujer disminuirá la violencia de género en Catalunya?
– Creo que hemos de tener una visión realista respecto a las leyes. Son un instrumento pero no una varita mágica. Buena parte de los agentes que intervienen en el circuito de asistencia a la mujer que les falta una preparación específica. Todavía no está regulada la formación específica de juezas, policías, fiscales, médicos forenses y asistentes sanitarios.
¿Las medidas cautelares sirven de alguna cosa?
– Sirven y mucho pero no siempre se aplican. Es una contradicción que un juez tire adelante una investigación porque ve indicios de violencia pero que no imponga la medida cautelar. Y eso ocurre.
¿Cuál es el tipo de maltrato más frecuente: el físico o el psíquico?
– Se conoce más el físico porque las secuelas son evidentes. Pero todo maltratao físico comporta uno psíquico. Este último es muy difícil de diagnosticar. Nos falta preparación.
Nuestros lectores destacan el aumento de denuncias falsas y la desprotección de los hombres ante la Ley. Usted ¿qué opina?
– ¡Es mentira!. Una denuncia falsa es un delito contra la administración de justicia. Si un juez la detecta, inmediatamente abre diligencias penales y hay un juicio que comdena a la mujer. El hecho de que se absuelva al hombre acusado puede ser por la falta de pruebas. Yo animo a leer las conclusiones del Observatorio Contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial, donde su presidenta Montserrat Comas dice bien claro que es mentira que aumenten el número de denuncias falsas y que es un insulto contra las mujeres que sufren esta violencia.
La opinión masculina de nuestros foros se declara harta de que se relacione ‘hombre=maltratador’ y ‘mujer=víctima’…
– Lo siento por ellos, es una cuestión estadística. Afortunadamente, el hombre no es un maltratador de forma generalizada. Pero estadísticamente, los hombres son los que ejercen la violencia en el seno de la pareja.
También se destaca que de nada sirven las leyes si no hay educación. ¿Cómo conseguir que las generaciones más jóvenes no repitan esquemas?
– El primer paso es la prevención y la educación, enseñando valores que respeten la diferencia.
Y los más pequeños son los eternos olvidados. ¿Qué medidas contempla la ley para reducir los perjuicios?
– Lo más grave es que no se considera que los niños sean víctimas de esta violencia. Y con el tiempo repiten lo que han visto. Por lo general, esas niñas se convierten en mujeres sumisas.
¿Y los niños?
– Ellos, pueden o no convertirse en hombres violentos.
Se tendría que actuar al respecto, ¿no?
– Sí, pero no hacen falta más leyes sino desarrollar mejor las que tenemos y cumplirlas. Si no se preparan bien todos los agentes que intervienen en el circuito contra la violencia de género; si se niega la existencia de la violencia mayoritaria de los hombres hacia las mujeres; y si confundimos a la opinión pública diciendo que aumentan las denuncias falsas estamos regresando al pasado.