INCONVENIENTES, MAS QUE VENTAJAS
EL PERIODICO, 28/6/87
Dos hombres se quieren casar y es buena ocasión para opinar sobre ello. A mi me encargan que lo haga desde la perspectiva de los inconvenientes. Aparentemente ninguno, si es que se quieren, ¿verdad?
La intención puede parecer osada y merecedora de adhesiones, pero quizá encierra en sí misma una contradicción de interés. Desde luego, y en primer lugar, pasarán -a ser cónyuges, lo cual es ya de por sí un importante gozo, al que se une la exigencia de realizar la declaración de renta conjunta y constituirse en unidad familiar a efectos fiscales.
Los esposos tienen legalmente una serie de derechos y deberes. Así, tendrán obligatoriamente que vivir juntos, ya que si uno decide romper la relación unilateralmente y sin el consentimiento del otro, sólo la sentencia de separación le permitirá la partida. Si lo que sucede es que ha dejado de querer a su pareja, no podrá liberarse del compromiso adquirido salvo que pudiere acreditar de él abandono de familia, infidelidad, incumplimiento de deberes, etcétera. Las normas que rigen el derecho de familiares serían de total aplicación, aunque algunas de ellas pudieran presentar serios inconvenientes de precisión. Así, para determinar el régimen económico si no existe un acuerdo fijado en capitulaciones por los contrayentes y estos son de distinta vecindad civil, no podrá prevalecer la del marido ¡por fin!
Quizá por estas razones, entre otras, la consecución del matrimonio no forma parte de los puntos reivindicativos de la mayoría de organizaciones de gays y lesbianas, ya que con él parece reforzarse la estructura familiar patriarcal que ha sido siempre combatida por los movimientos alternativos.